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La fiesta de San Buenaventura, recordando al pueblo majo

Ante la conmemoración de la incorporación de Fuerteventura a la Corona de Castilla, la celebración del Día del Pueblo Majo. Aquella mañana de julio parecía que hasta el Morro de Velosa contuviera su aliento; las piedras, calientes tras varios días de calor, condensaron el aíre fresco que, como por arte de magia, se hacía visible en forma de borbotones de algodón que caían sobre el Llano de Arriba. Estandartes y gallardetes tremolaban con la dificultad de aquellos húmedos cielos. Todo el Valle de Valtarajal pareció enmudecer; callaron los balidos de los ganados, los cuervos pusieron una nota de luto y hasta los guirres ascendieron a los cielos dando giros lentos y, jugando con el viento, ascendían tan alto que parecían alejarse para no prestar sus plumas para sellar el acuerdo que junto a las aguas del barranco pretendían firmar vencedores y vencidos. Vestigios aborígenes cerca de la Atalaya de Pozo Negro. Foto Paco Cerdeña /Cuaderno de Puerto de Cabra s Aquel catorce de julio se dilapi
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Carta sobre el agua en Puerto de Cabras, octubre de 1909

Recientemente hemos recibido correspondencia del viejo Puerto de Cabras. Unas letras que nos manda un viejo amigo, Manuel Déniz Caraballo quien, como sabemos, viene haciéndose cargo de la escuela de niños de la localidad junto a otras muchas actividades.  En esta ocasión nos habla del agua, un tema que, hoy como ayer, en Fuerteventura, nos arrolla en el desconcierto. Apenas hará cinco años que llegó el Batallón Cazadores a Fuerteventura, yo llegué -me dice el señor Déniz- al año siguiente, en 1905 creo recordar. Hoy que celebramos la llegada del telégrafo -comentaba el viejo maestro-, sufrimos con el abastecimiento de agua a la población. Por todas partes se extiende la crítica de que si se vende el agua que llega en barricas a bordo de angarillas de camello o en la panza de los correíllos... La prensa -remata- no ayuda a esclarecer qué está pasando con el agua. Don Manuel Déniz intentaba justificar a los gestores municipales de Puerto (el cabildo aún no había llegado), entonces respon

Pájara y el episodio sísmico de 1914-1919

Si no fuera por el tiempo que nos separa de los hechos, quien lea lo que luego escribiré, pudiera pensar en que se trataba de uno de tantos episodios que las Fuerzas Armadas desarrollaron en nuestra isla desde que alcanza la memoria; o que, enfrascado el mundo en la I Gran Guerra, (todas las guerras son grandes desde el punto de vista del que las padece), cayera cerca de Fuerteventura alguna de sus batallitas. Sea como fuera, y aunque hubo quien dijo ver alguna emanación blanca a modo de fumarola en las inmediaciones del cementerio de Pájara, las crónicas de la época no se ponían de acuerdo sobre lo que estaba produciendo aquellos ruidos y temblores de tierra.  Pájara a fines del siglo XIX. Foto procedente de la FEDAC. Es el caso del Diario de Las Palmas, que acotaba así los acontecimientos producidos durante los meses de mayo y junio de 1915: “Los extraños ruidos que casi sin interrupción se vienen sintiendo en esta isla desde hace cerca de un mes, y que aquí nadie recuer

El pesquero "Estrella Blanca" embarrancado en Las Salinas del Carmen (Antigua, Fuerteventura)

El pesquero “Estrella Blanca” se pierde en la costa de Fuerteventura, entre Las Salinas del Carmen y La Torre , 1962. El “Estrella Blanca” fue otro de los buques que vino a encallar en la zona del Castillo de Caleta de Fustes, aunque en este caso más cerca de La Torre. La Baja del Castillo rascó la panza de muchos barcos que tocados avanzaron hacia el sur o cayeron allí mismo, frente a la punta. Juan José Felipe Lima, en su crónica para el diario Falange, de 12 de enero de 1962 recogía el incidente del “Estrella Blanca” en estos términos: “Sigue reinando el viento del norte. Esta brisa, que obligó al “Estrella Blanca” a acercarse a tierra, intentando perjudicar lo menos posible al cargamento y que ha sido causa de su perdición, sigue arremetiendo. Calma un poco, sobreviene luego la virazón y ya la tenemos encima. Mirar el barco da pena. Ofrece, al amanecer, una bella estampa, como la que aquí ofrecemos, obtenida cuando llenaba la marea. En pleamar parece querer desprenders

La visita de Alfonso XIII a Puerto de Cabras, 1906

Esta fue la primera visita que realizó un monarca español a Fuerteventura, abril de 1906 La de un joven Alfonso XIII, abuelo de S.M. Juan Carlos I, enmarcada en el ambiente de desánimo que se instaló en la intelectualidad y en la decadencia del sistema político de la Restauración , tras el desastre de 1898. La visita del Jefe del Estado venía a expresar la vocación de reafirmar la soberanía española sobre las islas y a respaldar los intereses en la vecina costa africana.  Para Puerto de Cabras y para la isla, la ocasión era irrepetible después de 500 años de Historia común para que, por una vez, las autoridades locales pudieran plantear en su propia tierra a las más altas jerarquías del Estado sus inquietudes, sus necesidades. Se pedía ayuda para un depósito de aguas, para acabar el templo, para el acondicionamiento portuario... Se demandaron tantas cosas y tan grande fue el contento general que decidieron poner el nombre del monarca a una de sus calles. En el recuerdo se

El buque Juan Sebastián Elcano en Puerto de Cabras

La visita del buque escuela "Juan Sebastián Elcano", 1929. El 21 de agosto fondeaba en la bahía de Puerto de Cabras el buque escuela de la Armada Española Juan Sebastián Elcano. Hacía menos de un año de su botadura y éste era su segundo crucero de instrucción. Tan alto honor para con la capital de Fuerteventura mereció un agasajo por parte de las fuerzas vivas de la localidad que convidaron a oficiales y guardiamarinas a la fiesta que se les brindó en el Casino que entonces se encontraba en la casa Manrique, hoy en ruinas frente al mercado municipal. Alumbrados con la electricidad que generaba la propia institución local, hubo fiesta hasta altas horas de la noche del día 23 de agosto de aquel año y los sones de la música se escaparon por los ventanales de aquel edificio para derramarse sobre los barquillos y sobre la arena de la playa del muelle chico. La foto del libro "Puerto del Rosario, cien años en la memoria", editado en 2000, recoge la segunda visita

El legado bibliográfico de don Ramón Castañeyra Schamann, 1973

Ramón Castañeyra Schamann, (1896-1973), dona su biblioteca al Ayuntamiento de Puerto del Rosario. Hijo de José Castañeyra Carballo y de Dolores Schamann Medina, nieto de Ramón F. Castañeyra (1843-1916), el que nos ocupa fue el amigo de Miguel de Unamuno durante su destierro en la isla. Autodidacta e intelectual inquieto, heredó de su abuelo la pasión por la lectura y sus desvelos por la isla y, sobre todo, por el Puerto; aficiones de las que no le apartó su dedicación al comercio y a los cargos públicos que ocupó, como el de Delegado Insular del Gobierno de la Monarquía en el año 1923. Su casa albergó una de las bibliotecas más importantes de la isla en la primera mitad del siglo XX. Y allí leyó y escribió el ex rector de la Universidad de Salamanca sus colaboraciones con la prensa y las revistas de Hispanoamérica durante su confinamiento en Fuerteventura. Dicen los que conocieron a don Ramón que fue de gran humanidad, que siempre mostró un gran cariño por su tierra, por